cuánto de este espacio es lo estrictamente improbable?
cuánto lo que se recicla a modo de combustible para volver a ser improbable y combustible otra vez, para negarnos un ojo en la realidad que siempre es más gris que los colores?
necesito de aquello para sentir que lo rasco y decirme, como buen idiota de corto alcance, que mañana si. que casi. que ya. que no importa, que igual.
sólo espero no encontrarme un día cara a cara con mi realidad para darme cuenta que el pincel sigue intacto, que la soledad es igual a la de ayer, que lo mismo es decir que ya estoy muerto, que ya estuve muerto. que reviví cientos de veces a ciegas, sin palpar el día, la tarde, la terraza amable como universo acabado que no saca ni exagera y me pone nada más que ahí, a decorar la silla y eternizar lo que no consigo ver por ser tan sensible al sinsentido.
ahí me deja ahí voy, cortándome la cabeza con cada filo al desplegar alas y migrar a territorios que no exploraré jamás, que no son míos ni de nadie, que ponen calor en mi culo para que siga andando y haciendo sonrisas en las caras de los demás, que me ven pasar y no ven cuánto se muere cada vez al sonreir a la dulce improbabilidad.
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