un juego de almas dobles
brotando de un lugar igual,
de espejos que romper
en mil pedazos
y encontrar.
de morir con la mirada
en la orilla opuesta
del horizonte circular
y caberse el silencio pleno
del espacio que ocupan
las palabras que no decimos,
espacio que encierra
a las palabras
que nos atan mudas
y que existe
por ser invisible.
porque nos envuelven
con manos
decididas a
no dejar de tocar
y a deshojar escamas
hasta la gota de tinta
que nos pinta el alma
en una.
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