martes, 12 de agosto de 2014

llévenme al fin
a una digna soledad
no aquella
que se rodeaba de flores
y paredes escritas
inmortalmente;
llévenme a la soledad
que es más grande
que la soledad
donde haya tanto espacio
que no quepa mi mente
siempre vacía
entreteniéndome
con esos fracasos
de soledades pequeñas;
ahora que sea grande
no se escuche ni una gota
se borren los rastros
de madrugadas con el tiempo
y anocheceres con el eco;
ahora que ni duela
por no haber quien lo sugiera
ahora que se apague todo
como insinuamos a medias
en los intentos de orgasmo
que acaban en el espejo;
esta vez todo
borrón y no más cuentas
que las cuentas vencen
y hacen cuenta gotas
con falsas soledades
que no permiten estar solo
bien solo
donde no caiga gota
que venga a decir
que por no estar solo
debo dejar de imaginar
que lo estoy


llévenme donde haya una intención
y yo no la pueda escuchar
entre tanto silencio


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