lunes, 27 de junio de 2016

venga la épica
siempre la épica
la puerta abierta del desastre
y la inminencia en la nube de nuestras cabezas
eje de todo mal
(el propio mal, pero el de todos, por amor... mortales, salud!)
y atravesar
lo inatravesable
andar el kilómetro de dios!

uno y sólo uno
yo
el mejor;
porque ser el mejor
o no ser nada:

y ser nada,
sólo épica;

apretar bien fuerte los huevos con la mano
y gritar bien fuerte "yo!"
con más derecho que todos los demás con los huevos en la mano
y triunfar así para siempre
empacharse una vez de inmortalidad
para qué
para la épica,
el eterno relato donde expropiar al yo el alma profanada
el alma de nadie:
de la épica
y nada más;

¿quién de ella es parido
huérfano de madre,
quién de nosotros vuela sin alas
tan alto
arriba de todos los ojos
y toca, quizás, el cielo?
porque el cielo es de la consistencia de las nubes
en cuanto lo tocás
ya no lo tocás
pero en tu mano,
que sueña,
está la réplica del sudor,
la épica:

vivir para vivir
y escupir los gusanos
que se agitan en la carne;

el remedio a la muerte nefasta
esa de todos los días
tan rutinaria en nosotros!

hay una manera sólo
la épica
y nada más
porque no hacemos más que reconocer
que seguramente hemos de fracasar
con los huevos en la mano.


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