no consigo atornillar
la justa sinceridad
entre lo que digo
y lo que leés,
lo que siento en soledad
y lo que escondo a los demás;
en esas fronteras
que son tan grises como mi eternidad
se extravían mis vocablos
tan vitales
que no responden a mí
sino apenas a su sangre
sangre que es de mis venas
de mis fuegos
de todo lo contenido
en el misterio insolente
que se arrastra hasta mi tumba
y no me deja salir;
no es mi lengua
sino la velocidad de todo
que me corta en distancias cortas
cuando mis sueños son grandes;
muero en las redes,
en los controles de aeropuerto,
en los sueños retrospectivos;
no llego tarde
a tomar mi avión
si nunca tuve boleto;
debiera sentarme al sol
hasta evaporar
con hojas en blanco
intactas,
sin llorar.
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