a dos golpecitos de corazón
de que te cambie la suerte
y que el giro sea fatal
hermoso otra vez
trágico otra vez;
no hay costumbre que alcance
a apagar el vértigo;
dos golpes
y el primero es todo ansiedad
el vacío y su preludio
haber llegado lo más alto
o lo más bajo
me quedo anclado ahí
el segundo golpe no llega
y en ese espacio morir
con el suspenso;
y si abriera los ojos
todavía una vez más
sabré que me dormí
durante la mejor parte
como es costumbre;
la eterna costumbre
de la corriente
y pensar sólo
en el suspenso del mar
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