no sé si deba sufrir para escribir
si deban haber gruesas gotas de sudor
rebalsando desde alguna grieta oscura
de la punta cerébrica de mi ser
que ahí y sólo entonces
recibiera el toque eléctrico de vida
de la mano de dios que es un papel;
nunca pasa
nunca lloro sangre
ni vomito flema
ni todo ese trance bíblico
del creador;
veo un papel
y nada más
y qué miseria
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