viernes, 2 de febrero de 2018

no he discernido un trazo en mi vida
jamás alguna pintura me conmovió
quizás, en todo caso, alguna música
tan sólo por el uso del silencio
tanto más lienzo
que el blanco más blanco.
nada en el relato
es superior al relato mismo
de lo contrario
ninguna voz lo podría avalar
y eso va para todos

la pintura remite,
es historia sobre lo que fue
sobre la intimidad de una persona
con la que jamás intimaré
(tan solo excepcionalmente
y luego uno es poco
para abarcarlo todo)
sumergida en sus códigos
de paredes no expuestas
y ventriloquía visual
casi gratuita
por un par de trazos

yo necesito la daga
que me traicione ya
sin rodeos
sin más que cosquillas,
la velocidad del transeúnte
el escándalo y la miseria
goteando,
en tiempo real,
en fuga real,
apenas después
de apuñalarme
y enmudecer

nadie habla hasta el fin
la historia no conoce su comienzo
veo confluencias
de puntos de luz
que nunca volverán

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