estábamos en el centro
excepto el deseo
que, fácil, limpiaba todo
porque hundía un anzuelo
en el miedo
a vivir sin deseo,
como si fuese posible
vivir sin amar,
como si pudiésemos
ser lo que no somos
al seguirte en la calle
y creer que ya alcanzará
No hay comentarios:
Publicar un comentario