Nadie te pidió nada
porque nada podías dar
a la historia
y eso no te contentó.
Pateaste algunas cabezas
muy menores
ya olvidadas
para sentir algo.
Entonces creíste
que te hablaban a vos
cuando todo colapsaba
y nadie tenía tiempo.
Viste una oportunidad
para pajearte en público,
al menos eso,
pensaste.
Y hubo un murmullo
tan menor
que duró menos
que el pronóstico.
No se si llegaste
a darte cuenta
cuando miraste para atrás
y te patearon la cabeza
ya olvidada.