un borracho envejecido
se acerca a mi mesa
otro borracho más!
mi grave astucia
de guión afilado
desenvaina tres
o cuatro devoluciones
con la delicadeza
de nunca echar
ni tampoco convidar
pero un borracho envejecido
rara vez necesitó excusa
y se sienta a mi mesa
siempre a la mía
siempre otra vez
como yo
mis habituales devoluciones
esta vez son vanas
esa voz de borracho
envejecida
se impone
y me anticipa
como sujetando mis párpados
a lo que antecede
al ronquido de su voz
y después sus palabras
caen en el filo
de la explicación
de porqué me siento
en la mesa de un bar
de borrachos envejecidos
ni menos ni más
que un poeta
y uno que no es otra cosa
ni se especializa
simplemente lo es
y su pentagrama
yo no toco
yo estoy en la butaca
de la mesa de bar
entendiendo que al fin
aquí habemos un borracho
que nunca ha de envejecer
todo en él
ha perdido brillo
sobre todo su voz
pero hay algo
que no podemos atravesar
los que no somos él
y quizás ni él
y son sus ojos de cristal
que lo atan a sí
y a esa forma erótica
e inmortal
de crear un mundo
y ahora lo trae a mi mesa
que estaba envejecida
hasta que llegó él
dice llamarse Nacho
Nacho Wisky
y no causa ni una gracia
aunque mi alma ría
desencantada de mí
agradeciendo haberme equivocado
tantas veces
con tantos borrachos
que no me supieron decir
porqué estaba ahí
Nacho lo dijo una vez
y después también
cada vez que lo seguí
en su encantamiento angelical
lo dijo pero nunca entendí;
al despedirme cada vez
mis palabras destrozadas
y los nexos quemados;
otro mundo entró ahí
el mundo que caía
de su voz envejecida
y que me dejó
ahí sentado
eternamente
demasiado joven
ya nada puedo ver
sin mirar a sus ojos
porque mis mundos
son muy pequeños
y antes de morir
se los ofrezco a él
con fondo de ginebra
para que nunca le falte
una mesa de bar
donde sentarse a envejecer
Retroceder nunca, avanzar jamás
martes, 15 de julio de 2025
sábado, 5 de septiembre de 2020
nado de troll sincronizado
Nadie te pidió nada
porque nada podías dar
a la historia
y eso no te contentó.
Pateaste algunas cabezas
muy menores
ya olvidadas
para sentir algo.
Entonces creíste
que te hablaban a vos
cuando todo colapsaba
y nadie tenía tiempo.
Viste una oportunidad
para pajearte en público,
al menos eso,
pensaste.
Y hubo un murmullo
tan menor
que duró menos
que el pronóstico.
No se si llegaste
a darte cuenta
cuando miraste para atrás
y te patearon la cabeza
ya olvidada.
martes, 26 de mayo de 2020
subjeta
Mi cabeza es un hervidero de los silencios del bobo. La nada no se
contempla sino que yace en las partículas de polvo que flotan en el
estado vacío de mi habitación ligeramente amueblada. Podría comprar una
planta. Las plantas no se compran. Desestimar.
jueves, 2 de mayo de 2019
hace calor
quisiera quejarme
pero no repetir
me callo
el frío era peor
pero era lineal
me quejaba entonces
me vuelvo a quejar
estoy parado
siempre invadido
pruebo de andar
porque el movimiento
dicen
digo
y dejo de decir
me muevo
para no escuchar
lo que quiero decir
no es la queja
es algo más
no son mis manos
tocando el calor
es el movimiento
en cadena
que no puedo contar
me llevo algo
de lo más sensible
lo más frágil
para cuidarlo
y entonces vivir
y se me deshace
en la orgía de recuerdos
se pudre conmigo
yo que he matado
aquello que amé
entonces camino
huyo del cementerio
que era mi vida
y otra vez
me he quejado
antes de hablar
porque lo que amé
ya me ha matado
mucho antes
de que vuelva el frio
quisiera quejarme
pero no repetir
me callo
el frío era peor
pero era lineal
me quejaba entonces
me vuelvo a quejar
estoy parado
siempre invadido
pruebo de andar
porque el movimiento
dicen
digo
y dejo de decir
me muevo
para no escuchar
lo que quiero decir
no es la queja
es algo más
no son mis manos
tocando el calor
es el movimiento
en cadena
que no puedo contar
me llevo algo
de lo más sensible
lo más frágil
para cuidarlo
y entonces vivir
y se me deshace
en la orgía de recuerdos
se pudre conmigo
yo que he matado
aquello que amé
entonces camino
huyo del cementerio
que era mi vida
y otra vez
me he quejado
antes de hablar
porque lo que amé
ya me ha matado
mucho antes
de que vuelva el frio
el punto muerto es fácil y atroz. allí, quietos, observando todo con demasiadas herramientas, sobre-civilizados en las dotes confusas del amor a priori. nos desafectamos sin que medie voluntad. nos fuimos. no había donde ir sin embargo nos fuimos. sin entender buscábamos las calles oscuras, el final de algo. todo había acabado ya. donde habían relatos idénticos y maravillosos no había ahora más que una pared, cerveza, silencio de gatos. los ojos así se afilaron, miraron alertados, tanto que se fundieron. saben ubicarse ahora contra esa pared. ese rincón, el único desde donde se pudo mirar el mundo con nuestros ojos, y no el siguiente nivel al siguiente nivel como tanto nos enamoraron del cielo. hay paredes! y nosotros no las construimos. nos burlábamos de ellas espiando por las ventanas, de noche, la cara tapada o estrujada de una risa que no venía en forma ni lugar, no nos reímos de nada, y la risa sigue estallando desde adentro. mi frente vio rasparse, de tanto atravesar la pared. pero tampoco vimos nada del otro lado. vimos todo, eso sí, pero nada lo pudo atravesar. habían espejos muy bien enmarcados que no nos miraban. nos mirábamos entre nosotros, a veces con vergüenza y a veces con el amor infinito que dan la fatiga y el calor. no estábamos muertos, no queríamos morir. no queríamos que cese nada tampoco. simplemente no lo pudimos evitar.
martes, 13 de noviembre de 2018
Suscribirse a:
Entradas (Atom)